sábado, 1 de octubre de 2011

La inmortalidad del GEN y EL MEME

Todos los seres vivos tenemos genes, secuencias ordenadas de nucleótidos de ADN (o ARN), unidades de almacenamiento de información genética con herencia, es decir con la capacidad de replicarse. Capaces de hacer copias de si mismas, sintetizando proteínas y encimas. Plantas, animales y organismos unicelulares, tenemos genes. Los genes se pueden y de echo se unen formando cromosomas y otras estructuras complejas, que codifican la vida. Son estas pequeñas unidades, las moléculas responsables de las distintas características de los seres vivos. Richard Dawkins etólogo y Darwinista como pocos, nos presenta en su libro “El gen Egoísta” una propuesta revolucionaría. Centrarse en los genes y no en los distintos seres vivos que habitan o habitaron la Tierra para explicar la evolución. Nos da una visión de los animales (plantas,..) como si se trataran únicamente de unas máquinas biológicas, que su único objetivo sería el de hacer perdurar sus genes, el máximo tiempo posible, así como distribuirlos de la forma más rápida y estable. Nos explica como los genes controlan el comportamiento de los animales y como este comportamiento a través de la “selección natural” hace que se perpetúen o no en el tiempo. Por tanto los genes serían los que controlarían a los animales, plantas y organismos unicelulares. Sólo posiblemente el hombre debido al desarrollo de la conciencia podría revelarse en cierta medida a ellos, a través de la cultura, la ética, etc. Aunque la conciencia también seria consecuencia de ellos. Esta visión da una explicación nueva de la evolución, y como los genes incluso se pueden extender en su ambiente más allá de sus cuerpos a través de los cuerpos de otros organismos, dándose una interrelación muy compleja entre los distintos genes de los diferentes organismos que comparten un ecosistema. Pero como toda respuesta nos plantea nuevas dudas. Ya que como el mismo autor indica la evolución actuaría como un “relojero ciego”. Aunque el tiempo geológico ya hemos visto es enorme. 4500 millones desde la formación de la Tierra, a los primeros retos fósiles de vida que aparecieron hace unos 3500 millones de años, y el desarrollo de los organismos complejos hace unos 500 millones de años. Sólo en estos pocos últimos millones de años se ha dado una diversidad de especies increíble, este desarrollo no ha sido gradual, sino que se ha dado en oleadas evolutivas de una gran complejidad. El gran paleontólogo Stephen Jay Gould ya lo explica en varios de sus libros, planteándonos dudas de la credibilidad de que se haya producido todo de forma azarosa gracias a la mutación y a la selección natural a lo largo del tiempo. Claro está, dar una respuesta científica a esta duda, todavía no se ha dado aunque, si hay muchas especulaciones al respecto. Al final de su libro Dawkins nos hace una similitud genial del gen con el concepto de los meme’s que serían algo así, como una unidad de información, creada por la mente humana, que se reproduce pasando de la mente de un ser humano a otro a través de diferentes medios, el habla, los libros, los blogs….Por lo que serían al igual que los genes unidades de información capaces de reproducirse y de perpetuarse en el tiempo más allá que sus creadores. Por ejemplo la idea de la relatividad de Einstein, o una melodía de Frédéric Chopin, o las melodías pegadizas de los anuncios de televisión, perduran más allá que sus creadores. Dicha comparación nos da cierta paradoja y es que mientras los genes se transmiten de una generación a otra por lo general al 50%, en tres generaciones nuestros genes propiamente nuestros, los que nos hacen diferentes a los demás individuos de nuestra especie, ya se habrán diluido. Pero los memes o las grandes ideas compuestas por ellos, pueden durar generaciones y generaciones, siglos y miles de años. Por lo que como individuos podemos perdurar más en el tiempo por nuestras ideas o memes, que no por nuestros genes. Texto: Justo Tarancón y Fotos: Raquel y Justo