sábado, 1 de enero de 2011

La partícula de Dios y la matrioska infinita.


Una de las preguntas que me hacia cuando era adolescente y estudiaba ciencias, físicas y químicas, era si la divisibilidad de la materia era infinita. Pero me enseñaron que la partícula indivisible más pequeña de la materia era el átomo, y que los átomos formaban la materia, que me rodeaba y me constituía. Después comprendí porque los átomos eran diferentes y como se distribuían en la tabla periódica de los elementos. Ya que estos a su vez estaban constituidos por partículas subatómicas denominadas: electrones, neutrones y los protones, estos últimos también llamados nucleones. En función del número que protones y neutrones que los constituyen, los átomos tienen unas propiedades o otras, tal como indica la tabla periódica, en función por tanto de su peso atómico. En la universidad comprendí que los átomos eran posibles, debido a la llamada fuerza nuclear fuerte, que neutralizaba las fuerzas electrostáticas, y la gravitatoria, que hubieran echo imposible su existencia, y que unía a los protones de misma carga eléctrica en el núcleo. Somos capaces de partir núcleos de átomos, dando lugar a gran cantidad de energía, la llamada fisión nuclear. Más tarde, ya en la actualidad, me enteré que hay una fuerza de fusión que generaría también una gran cantidad de energía que podría ser en el futuro una energía limpia, sin radioactividad residual, que nos serviría para hacer frente al reto del cambio climático. Esta última funcionaría uniendo átomos para dar otros, imitando el proceso que se realiza en las estrellas. Pero siguiendo este razonamiento pensé y ¿Qué constituye a los electrones, protones y neutrones? Hay algo todavía más pequeño que se considere materia? Pues sí, los protones están constituidos por un par de quarks, como los neutrones, y existen diferentes tipos de quarks. Actualmente los físicos creen que la materia fundamental estaría constituida por tres tipos de bloques de construcción: quarks, leptones y bosones. Los leptones y los quarks formarían la materia diariamente y estos se mantendrían unidos por un bosón y cada bosón se asociaría a una fuerza. A su vez el fotón como unidad electromagnética, poseería al electrón al núcleo. La forma en la que se combinarían estas partículas, dictaría la estructura de la materia. De esta forma se entendería el nuevo modelo básico de la material fundamental. El límite físico entre las partículas elementales de los fotones (sin masa) y los bosones (relativamente pesados) vendría explicada por la teoría del Bosón de Higghs o llamada por algunos científicos, escritores y pensadores como “la partícula de Dios”, que sería un concepto teórico y aun no empírico que intentaría explicar los fundamentos de la materia tal como la entendemos en la física estándar actual. Sería por tanto la división más pequeña de la materia más fundamental, que se ha pensado. Una partícula neutra con una masa no muy lejana a los bosones. Dicha teoría daría explicación a ciertas incoherencias en la física actual y explicaría la misma constitución del universo, de ahí su importancia, y de ahí ese sobre nombre. Pero esta todo por ver, si el CERN, el acelerador de partículas, construido en Ginebra, con sus 27 km y su alta tecnología, es capaz de demostrar su existencia empírica, como ha pasado con otras partículas subatómicas, que primero se han teorizado y después se han demostrado científicamente.
La antimateria se ha descrito teóricamente y posteriormente se ha podido producir ¿Verdaderamente su descubrimiento empírico nos permitirá comprender los secretos del origen del universo? o ¿será un pequeño paso más en nuestro conocimiento de un universo que no siempre se ajusta a la razón humana y a su lógica?
Nuestra mente por lo general no logra desgranar el fundamento de muchas de las fuerzas, y componentes que nos constituyen. Pero no podemos hacer nada más que eso. Intentar expandir nuestra mente através de la ciencia y el conocimiento. En ese viaje nos vemos todos.
Texto: Justo Tarancón Fotos: Raquel y Justo