viernes, 13 de abril de 2012

El enigma de la vida.

Gran parte de mi andadura por estos caminos estrechos y angostos en mis ensayos de Gealogia, ha sido mi fascinación por la vida: su origen, su porqué, su desarrollo, su expansión, evolución, y tantos otros temas que se pueden derivar de ella. Es cierto, que cada vez tenemos más conocimientos sobre como posiblemente se originó, como se desarrolló e incluso de como ha evolucionado, y cuando apareció. Pero en cambio nos perdemos sólo en la búsqueda su definición. Autopoiesis y reproducción son las palabras claves actualmente de su definición. La biología es la ciencia que nació con la esperanza de hallar todas estas respuestas sobre la vida, de una forma científica claro está. La religión y la metafísica ya nos han aportado múltiples versiones a lo largo del tiempo. Pero a través de la ciencia, la biología rápidamente se tuvo que apoyar en otras ciencias para poder realizar su búsqueda, como la paleontología, que gracias y mediante la geología, dio lugar al fundamento evolutivo, a través del conocimiento cada vez más exhaustivo del registro fósil. Y clarificándonos cuando pudo aparecer, hace unos 3500 millones de años. La química nos dio las bases para el conocimiento de las moléculas orgánicas que la componen y como estas se comportan, la llamada bioquímica, y nos desveló que estas no son exclusivas de la Tierra, y que las podemos encontrar formando parte de meteoritos condríticos (formados exclusivamente por materia orgánica). La física también nos ayuda a entender las interacciones a nivel subatómico y atómico de las síntesis de la materia y de las moléculas orgánicas, basadas en la química del carbono. Gracias al desarrollo de la física cuántica su conocimiento se ha revolucionado. La matemática claro está no nos podía faltar, y se encuentra en la base de toda empírica o conocimiento científico. La embriología y la medicina nos ayudan también en su comprensión, en campos como su funcionamiento y desarrollo. Así podría citar decenas o incluso cientos de disciplinas que se unen en la biología para ayudarnos a comprender la vida. Aún así nos sentimos perdidos, y grandes científicos han dejado estas cuestiones como irresolubles para la ciencia y las han abandonado al campo de la metafísica. Sabemos por ejemplo que las moléculas orgánicas no sólo se dan en la Tierra como he indicado anteriormente, sino que se encuentran en gran parte de todo el universo que nos rodea sintetizándose de forma abiológica, es decir se ha podido demostrar que se pueden sintetizar en condiciones de laboratorio membranas lipídicas y aminoácidos, entre otros componentes de la vida. Como ya demostró Oparin. Además se entendió que no se puede producir la vida por generación espontánea como se creía anteriormente. Pasteur mediante un experimento sencillo, esterilizó una probeta y nunca en ella de nuevo apareció la vida. Actualmente se piensa que se puede haber formado esta síntesis primigenia de materia orgánica en los océanos primitivos de la Tierra hace unos 3800 millones de años: aminoácidos, incluso coacervados (membranas lipídicas que aíslan su contenido interno del exterior). Incluso ARN. Pero este sin la célula no puede autoduplicarse y dar origen al ADN. Por tanto seguimos sin saber como se produce el paso de la no vida a la vida. Intuimos y sabemos diferenciar lo vivo de lo muerto. Pero no sabemos que es lo que produce la vida. Esa chispa de la cual han hablado nuestros antepasados y más próximos contemporáneos. ¿Cuantos siglos tiene que pasar para que la ciencia sea capaz de entenderlo? ¿Seremos capaces de conseguirlo? ¿Por qué nos es tan difícil entenderlo? ¿Existen estructuras a niveles subatómicos o a nivel de energía que quizás el conocimiento de la física cuántica nos desvele en futuro? Personalmente creo que hay algo no conocido a niveles de base de energía, que no comprendemos y que su conocimiento nos dará luz sobre el fenómeno de la vida. Incluso pude ser un fenómeno interdimensional como la gravedad. No tiremos la toalla sigamos avanzando en el verdadero conocimiento que es la ciencia. Texto: Justo Tarancón Foto: Raquel y Justo (Liquen en rama de árbol en el parque Natural de Gorbeia, País Vasco)