viernes, 2 de septiembre de 2011

Reflexiones sobre la ciencia.


Gran parte de mis inquietudes que han hecho crear este blog, ha sido siempre encontrar el origen y el posible final de las cosas y de los fenómenos, que nos rodean, es decir, el origen de la vida, de la Tierra, de las plantas, de los animales, del ser humano. Todas estas inquietudes las he intentado resolver desde un punto científico, a través de la lectura y compresión de las teorías clásicas y de otras contemporáneas, e incluso de alguna revolucionaría, y no constatada científicamente. Pero finalmente el proceso nunca ha llegado a su destino. Siguen siendo incógnitas de ecuaciones sin resolver y que a veces sólo quedan planteadas. Gran parte, de mi tiempo de ocio, que no es mucho, lo dedico a leer a los científicos más punteros y a los clásicos, para intentar hallar las respuestas que busco, en este mar de libros de divulgación científica, que caen en mis manos. Gran parte de ellos reconocen que la ciencia es capaz de explicar gran cantidad de procesos dentro de estos fenómenos, y que lo hace con gran claridad en gran parte de ellos. Pero a su vez reconocen, que tienen grandes limitaciones cuando intentan buscar su origen y final, en la vida, el hombre, la Tierra. Cada vez conocemos más mecanismos y cómo funcionan incluso el ¿Porqué? de muchos de ellos. Pero aún estamos muy lejos de encontrar su origen en gran número de estos procesos que hacen posible nuestra existencia. La gravedad como cité en un artículo anterior, conocemos como se manifiesta, pero no como actúa. O del fenómeno de la vida, no sabemos a ciencia cierta como se originó y porqué cuando todas las leyes de la química la hacen imposible, está ahí. Después gracias a Darwin conocemos como las plantas y los animales han ido cambiando o evolucionando a lo largo del tiempo en la Tierra, gracias a la “selección natural”,este ha sido otro gran avance ya que antes lo dejábamos en manos del poder divino, como en otras cosas. Pero de esta aún desconocemos gran parte de sus mecanismos y nos cuesta mucho entenderla y aplicarla globalmente. La naturaleza ha tenido miles de millones de años para mostrarnos su diversidad, en cambio nosotros llevamos muy poco tiempo en ella y, menos tiempo aún estudiándola de la mejor forma posible que creo que es la ciencia, apartando de un lado nuestras creencias ya sean religiosas o de otra índole (aunque respetándolas) e incluso haciendo que se complementen donde la ciencia no nos da respuesta. El hombre es ese animal que se irguió, que habitó la sabana Africana, y que habitó las cuevas y las decoró, y que ha desarrollado en poco tiempo su pensamiento abstracto, como nunca se ha producido en la naturaleza, e intenta descubrir todo lo que le rodea desde su tremenda curiosidad. Este ensayo no surge de una decepción sino de una gran alegría, al ver que todos estamos en pie, en este pequeño barco que es la ciencia, y que navega sobre un océano desconocido y sorprendente.
¿Qué nos deparará el conocimiento y la ciencia en su búsqueda continua del origen y el final de gran parte de las cosas, que nos rodean? Me gustaría tener una nave del tiempo y poder ver el futuro dentro de mil años y ver como ha progresado la ciencia y la humanidad. Espero que en ese tiempo aun poblemos nuestra Gea, y que esta nos siga dando buen cobijo, y que nosotros por fin hayamos aprendido a vivir en armonía con ella, descubriendo y expandiendo la vida por los diversos confines del Universo. Este puede ser nuestro verdadero papel. Cambiemos nuestras prioridades actuales y construyamos juntos una nueva sociedad. Si los cosmólogos dicen que sólo conocemos el 4% del universo, como podemos pretender conocer con certeza fenómenos, como la vida, la formación de nuestra GEA, y un infinito número de incógnitas. Seamos más humildes y sigamos trabajando en su compresión. Elaborando y mejorando las teorías que ya conocemos. No condenemos nuestra imaginación al olvido, sigamos siendo un poco niños.

Texto: Justo Tarancón Fotos: Raquel y Justo