domingo, 7 de noviembre de 2010

EL CAMBIO CLIMÁTICO y la electricidad.


Uno de los grandes avances de la humanidad se produjo a finales del s.XIX, y fue el descubrimiento de la electricidad, cuando Tomás Alva Edison (científico de origen humilde), constituyo la primera empresa eléctrica del mundo la “General Electric”. El consumo de gas para iluminar miles de hogares, de las ciudades, fue sustituido sistemáticamente por la energía eléctrica, mucho más segura y “limpia”. Dando paso a una nueva era en la humanidad.
La electricidad tiene la particularidad de no poderse acumular (exceptuando ciertos sistemas de doble embalse a diferente altura). Si no que tiene que generarse en el mismo momento que se consume, esto hace que sea muy compleja su distribución; de por sí la electricidad no generaría CO2, pero producirla sí. Podemos obtener energía eléctrica sin casi producción de CO2 a través de energías renovables, con molinos eólicos, centrales hidroeléctricas, y estaciones fotovoltaicas. Nuestra dependencia tanto a nivel de consumo de hogar y como de la industria, es tan importante, que de momento estas fuentes renovables son insuficientes. Por lo que la mayor parte de la electricidad se tiene que generar en centrales térmicas, que generalmente queman el carbón, el gas natural y petróleo. El carbón es el gran responsable de CO2. Pero este se sigue utilizando por razones puramente económicas, ya que es el más rentable en la actualidad. La otra gran fuente de electricidad proviene de las centrales nucleares. Todos la tememos y la mayoría en España no desearíamos tener ninguna cerca. Me he leído el libro del Dr. Juan José Gómez Cadenas “El ecologista nuclear”, que ha sido muy instructivo en este tema, y que os recomiendo su lectura. Así como “la Venganza de la Tierra” de James Lovelock. Ya que ambos abordan este tema con un gran rigor científico y sentido común. Nos hablan de las centrales nucleares, sin tabúes desde su gran conocimiento en la materia y nos invitan a pensar, que las centrales nucleares pueden jugar un importante papel, en la reducción de las emisiones de CO2 a la atmósfera. Lo cierto es que tal como se plantea nuestra “aldea global” esta depende cada vez más de la electricidad, y su consumo aumenta de forma exponencial, aunque nosotros moderemos su consumo, las grandes potencias emergentes, como China, Brasil e India necesitan cada vez más electricidad, para su creciente desarrollo, y la generan a través de los medios más económicos, como son la centrales térmicas alimentadas por carbón. No podemos negarles su derecho al desarrollo, lo que si se puede hacer es dedicar más recursos a aquellas formas, que no supongan un aumento considerable de la emisión de CO2, ya sea a través de las energías renovables y a través de la propia energía nuclear, siempre desde la responsabilidad. Se tiene que invertir mucho; para que el desastre que se vaticina y del cual nos previene Sir Lovelock, finalmente no se produzca. Nuestra especie, puede estar en grave peligro. Necesitamos que se realice un gran plan de actuación mundial para descender de forma drástica la emisión de los gases responsables del llamado “efecto invernadero”, ya sea a través de los organismos internacionales, que existen o que se creen otros más competentes. Estamos ya metidos en una gran “guerra” contra el cambio climático. Tenemos que cambiar, nuestra forma de pensar, de enriquecimiento inmediato, y tener una perspectiva de futuro; ¿Qué les espera a nuestros hijos y nietos? Si no queremos ser una de las especies que menos ha durado en la historia geológica de la Tierra. Tenemos que tener otro objetivo, y pensar en otros parámetros superiores, como vivir en equilibrio con el resto de organismos, que constituyen “Gaia”, ese complejo macroorganismo autorregulador garante de la vida. Y ser capaces de expandir la vida a otros lugares del universo, como única misión.

Texto: Justo Tarancón Fotos: Raquel y Justo